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martes, 26 de octubre de 2010

Vacía (pero no de alimento)

Me encuentro hueca. No hay nada que me satisfaga. Deambulo como un zombie. Intento mantener mi atención en los libros, en una película... pero resulta inútil. A los pocos minutos mi atención se desvía hacia otro asunto. Lo único que me resulta un tanto aliviador es mi trabajo. Cinco horas diarias de monotonía en las que mi cerebro se duerme en una rutina de conversaciones conocidas de antemano: "no se preocupe, se lo ofrecemos para que usted pueda hablar durante más tiempo pagando menos"; "no se preocupe, se lo ofrecemos para que tenga las ventajas de contrato pero permaneciendo en prepago"; "no se preocupe, la activación de la tarifa es gratuita, y no tiene compromiso de permanencia". Mi trabajo, es lo único que me alivia.
Llevo dos meses estancada en el mismo peso, dos meses de atracones y vómitos. El último fue el pasado miércoles. ¿Conseguiré pasar una semana sin comer una tonelada de comida basura y su correspondiente purga? Eso espero. No voy a ayunar, tampoco restringiré demasiado. Debe ser poco a poco. Durante esta semana, nada de carne ni pescado.