Seguidores

sábado, 13 de noviembre de 2010

Enfant terrible

Era buena escribiendo. Era una pretensiosa chica de 14 años que tuvo que fingir más edad para poder participar en un curso de literatura creativa. Y me creyeron. No cabía duda de que esa chica bajita era mayor, es lo que debían pensar todos. Incluso cuando decía que tenía 16, todos se quedaban asombrados. Una chica tan madura no podía tener 16 años. No, tenía 14.
Tenía 14 años y talento, y facilidad para escribir. Ahora apenas soy capaz de concentrarme para escribir un párrafo con cierta coherencia. Me pesa más mi ineptitud intelectual que mi enorme culo. Es como si mis neuronas se hubieran ido deslizando hasta ocupar mis caderas y mi cintura. Tenía potencial, habría sido capaz de grandes cosas, pero me quedé en el camino. Según un test de inteligencia, incluso puede que sea superdotada, hay cierta probabilidad de lo que sea. Pero aquí estoy, catalogada como una auxiliar administrativa, con un contrato que a mi jefe, al que ni siquiera conozco, le capacita para darme una patada en el culo y despedirme cuando quiera.
Quién me ha visto y quién me ve.